Hace ya un par de años que empecé a pintar abanicos con un grupo de amigas, llegué por casualidad pero resultó ser muy entretenido, relajante y hasta algo terapéutico...quizás tuvieron algo que ver las charlas y las fantásticas meriendas caseras que acompañaban la clase , no sé.
Con unas sencillas plantillas y unas pinturas acrílicas se pueden hacer muchas cosas y si , además, eres de esas afortunadas personas que tienen talento para pintar a mano alzada , el campo es ilimitado, pero para los que no tenemos ese don siempre nos quedara la voluntad...
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